sábado, 8 de marzo de 2008

¿Queres saber la verdad ?...la verdad es que él estaba vivo cuando lo enterré

Este miércoles el Patio Arrabalero se llena simplemente de sangre. Una noche para disfrutar con los hermanos mas reconocidos del cine actual. Ethan y Joel Coen están en boca de todos ya que con su ultimo film, Sin lugar para los debiles, finalmente fueron reconocidos con el Oscar a la mejor película y mejor dirección. Debutaron en el cine en el año 1983 con Simplemente sangre, film que veremos el miércoles. Un cuarto de siglo realizando películas entre las que se destacan Barton Fink, Fargo, El gran Lebowski y El hombre que nunca estuvo. Simplemente sangre comienza con una secuencia de títulos impecable: una pareja de amantes se encuentra dentro de un auto viajando por una ruta durante una noche lluviosa. Conversan sobre el marido de ella mientras los nombres de los protagonistas se van sucediendo y son borrados del plano con el movimiento del limpiaparabrisas. Con esta simple pero ingeniosa idea, los Coen establecen de entrada el estilo visual de su cine. Luego continúa la película, y los recursos visuales se suceden corroborando la primera impresión. Puestas de cámaras originales, travellings audaces que bordean el género clase b y una fotografía perfecta para realzar un guión solido, retorcido y lleno de vueltas de tuercas que entabla una complicidad con el espectador, que recibe mas información que los protagonistas y lo coloca en una situación de impotencia con ganas de entrar en la pantalla y comunicarles a los personajes lo que esta sucediendo antes de que sea tarde.Simplemente sangre es cine negro/film noir con elementos clásicos del género (pareja de amantes, marido engañado y vengativo, detective privado, revolver, dinero y mucha sangre), pero con el agregado de toques de comedia negra y momentos cercanos al cine de terror.
El film fue una gran sorpresa en el momento de su estreno. 25 años después, sus valores cinematográficos continúan vigentes. Lo que comprueba que las películas, si son buenas, no envejecen nunca.
andres pintos

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